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La endodoncia, conocida comúnmente como tratamiento de conducto, es un procedimiento dental clave para salvar dientes dañados que de otro modo podrían perderse. Este tratamiento se realiza cuando el nervio del diente se ve afectado de manera irreversible debido a caries profundas, traumatismos o problemas en los tejidos de soporte del diente. En lugar de optar por la extracción, la endodoncia permite preservar la estructura dental, evitando complicaciones futuras y manteniendo la salud de tu boca a largo plazo. 

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Dentista señalando los problemas que pueden causar las caries

¿Qué es la endodoncia y cuándo está indicada?

La endodoncia consiste en remover el nervio dental afectado y el sellado hermético del conducto donde estaba alojado el nervio para evitar su contaminación. Cuando un nervio dental está inflamado de manera irreversible, entra en un proceso de necrosis pulpar, es decir, el nervio muere, y su interior puede llenarse de bacterias y microorganismos. Esta infección puede provocar la formación de quistes en el diente y el hueso circundante, lo que resulta en la pérdida de soporte óseo y eventualmente en la pérdida del diente.

Por eso, realizar una endodoncia cuando está indicada es primordial para salvar piezas dentales que, en otras épocas, habrían sido extraídas. Este tratamiento elimina la fuente de infección y permite que el diente continúe cumpliendo su función en la boca, manteniendo la estética dental y funcionalidad.

Paso a paso del tratamiento de endodoncia

El procedimiento de endodoncia se realiza en varios pasos esenciales para asegurar la eliminación completa del tejido afectado y prevenir futuras infecciones:

  1. Evaluación y diagnóstico
    La primera fase incluye un diagnóstico detallado que permite evaluar la extensión del daño a través de radiografías y pruebas de sensibilidad. Es fundamental identificar si el nervio está afectado de manera irreversible y si hay signos de infección o necrosis.
  2. Anestesia y apertura del diente
    Se aplica anestesia local para que el paciente no sienta dolor durante el procedimiento. Luego, el dentista realiza una pequeña apertura en la corona del diente para acceder al sistema de conductos radiculares donde se encuentra el nervio dañado.
  3. Remover el tejido pulpar y limpieza de los conductos
    El siguiente paso es remover completamente la pulpa dental infectada, incluyendo el nervio, tejido necrótico y cualquier presencia de bacterias. Se limpian y desinfectan los conductos radiculares utilizando instrumentos especializados para eliminar todo rastro de infección.
  4. Sellado del conducto
    Una vez limpios y desinfectados, los conductos son sellados herméticamente con un material biocompatible que previene la recontaminación. Este sellado es muy importante para evitar que las bacterias vuelvan a ingresar y provocar nuevas infecciones.
  5. Restauración del Diente
    Dependiendo de la pérdida estructural del diente, se puede necesitar una restauración adicional, como una corona, para reforzar la pieza y devolverle su función y apariencia natural. Esto ayuda a mantener el diseño de sonrisa intacto y proporciona una solución duradera.

Beneficios de la endodoncia

Optar por una endodoncia en lugar de una extracción presenta múltiples beneficios:

  • Preservación de la función dental: Salvar el diente permite mantener la capacidad de masticar correctamente, evitando alteraciones en la mordida y la necesidad de tratamientos adicionales como prótesis dentales o implantes dentales.
  • Mantenimiento de la estructura natural: Un diente tratado con endodoncia conserva su apariencia y estabilidad, lo que ayuda a prevenir el desplazamiento de los dientes vecinos y problemas de alineación.
  • Prevención de complicaciones mayores: El tratamiento elimina la infección y evita la formación de quistes o la pérdida de hueso, lo que protege la salud del soporte dentario a largo plazo.

Cuidados posteriores al tratamiento de endodoncia

Tras una endodoncia, es esencial seguir ciertas pautas para asegurar la durabilidad del tratamiento y la salud del diente:

  • Mantén una buena higiene bucal: Cepíllate los dientes al menos dos veces al día y utiliza hilo dental para evitar la acumulación de placa y bacterias que puedan comprometer el tratamiento.
  • Evita alimentos duros: Durante el proceso de recuperación, evita morder alimentos muy duros que puedan dañar el diente tratado.
  • Acude a revisiones regulares: Las revisiones dentales periódicas son fundamentales para monitorear el estado del diente y realizar ajustes si es necesario.

En resumen.

La endodoncia es un procedimiento esencial para salvar dientes que, de otro modo, estarían condenados a la extracción. Este tratamiento elimina las infecciones y evita la progresión de daños más graves, permitiendo que el diente mantenga su función. 

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